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Revoquemos el racismo

Publicado: 2013-01-21

Los entredichos entre el Sí y el No es una guerra racial en Lima. Insólito. En pleno siglo XXI, invoquemos del más allá a Ramón Castilla para la liberación de las limitaciones neuronales de nuestros representantes; un tanto a Luis Abanto Morales con su Cholo Soy y por último cerremos con Tongo cuando cantaba en Eisha y hasta le decían Otra, otra.

En las urnas de la posible revocatoria de Susana Villarán, los limeños deberíamos irle al No Sé desencantado, motivados por sus pánfilos escuderos. Que si cada facción pertenece al pueblo o no, es análogo a lo que decía Quico en la vecindad: No me junto con la chusma, chusma, chusma. Marco Tulio tiene paperas. Y quiere inflárselas a la otra.

Con la figura anterior se entiende la ridícula y chata situación promotora del No y el Sí, donde los unos y los otros se señalan como si estuvieran en un salón de la estupidez humana. Sin embargo, los que suman puntaje son los revocadores, pues el ataque racial o clasista la planearon como estrategia y, lamentablemente, supieron hundir a sus contrincantes en el fango de los odios.

En política, las actrices nunca deben ensayar monólogos cómicos cuando se la juegan por el cargo de una figura política. Cuando escuché lo del útero violado que es Lima abusada por machos, automáticamente pensé que Dammert botaba azufre. De impacto, pero no eficaz para el objetivo de la reflexión cultural -en supuesto cometido.

Y fue un bombardeo de chinas tudelas y marrones con espejito, espejito, quién es el más peruanito? “los blanquitos”, “los nuevos ricos”, “soy más peruano por ser mestizo, por mi apellido, por mi nariz”, “horrorosos”, “huachafos”, tanto en palabras como en pintas de las calles, resultado: la beligerante prensa pro revocatoria y la benevolencia villaranista de algunas publicaciones tienen sus orígenes en el ventilador con hélice ensangrentada en la década del ochenta.

Acordémonos: cuando nos horrorizábamos de la forma en que Sendero Luminoso separaba a los peruanos por calificativos racistas…esto es lo que somos y lo que nos queda como herencia y ahora despertamos a esos fantasmas ¿Cómo podemos llamar ahora a esto que nos toca en vitrina? ¿cochebomba, de dinamita racial? ¿atentado psico pituco del resentido? Las nuevas generaciones hartas de estas formas de pensar tan retrógradas son un No sé, ante un Sí y un No fuera de foco.

Enarbolar la bandera del racismo para el ataque y defensa segrega a los peruanos. Se utiliza el racismo no para extinguirlo, sino para azuzarlo y multiplicar su compra y venta en los medios – por estos conflictos, la humanidad arrastra siglos de guerras y nos la ganamos facilito. Ojo, no solo estaremos gastando millones de soles en revocatorias, el daño a nuestra gente queda para siempre ¿Es nuestra sociedad sana? ¿Tenemos que soportar esto sin ponernos los dedos en la nariz? No hay forma, antes de un Sí o un No: Revoquemos el Racismo. Cambiemos para siempre el Perú.


Escrito por

Luis Torres Montero.

Periodista. Columnista y escritor. Videorreportero. Comprometido con la libertad de prensa, el arte, y los derechos humanos.


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