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A ese Walking Dead se le para

Publicado: 2012-12-19

Estás en coma y los muertos vivientes te acorralan.“Walking Dead cholos atacan”, se escucha en la televisión internacional. Solo queda sacar tu arma y dispararles en la cabeza, para que no se vuelvan a levantar del suelo. El apocalipsis zombi ha llegado finalmente a la política peruana.

The Walking Dead, cómic y exitosa serie de televisión de Frank Darabont, toca fondo en tierras incas. Chequea, al toque: un político que está vivo se cree moribundo. Sus seguidores lo hacen ver como un zombi, casi muerto, casi vivo ¿Hay un muerto viviente o un viviente que se hace el muertito en la Diroes? Es Alberto Fujimori.

El expresidente de la República acaba de fulminar su última oportunidad en el intento de indulto, gracia que le hubiera concedido el presidente Ollanta Humala, sino fuera por una retahíla de desaciertos en la campaña de choque mediático que minaron su credibilidad. Y lo cerró con broche tétrico una zombi, chinita y calienta curules.

La congresista fujimorista María del Pilar Cordero Jon Tay entraba y salía de la celda de Alberto Fujimori con la inmediatez y frecuencia de una odalisca en plan “compañerismo espiritual”, amén de quince visitas en menos de un mes y unas doce horas seguidas, según las investigaciones periodísticas. Otras más, sin el registro de salida ¿el vigilante se quedó dormido de tarde? Todo señala que Fujimori y Cordero están haciendo cosas muy juntitos, y si la lengua del enfermo está inerte, valen otros tipos de comunicación más vivientes.

¿Un amorío del preso? Importa un carajo si se divierten en un karaoke sujetando duraderamente el micrófono y se rían entre barquillos coposos y húmedos cantando “Thriller” de Michael Jackson; lo claro es que no estaba tan moribundo como se dijo y atiende compañías prolongadas y seguidas, qué vitalidad. Aún así quiere vendernos una imagen que no es: el enfermo terminal;se vale de las licencias de una congresista para tener visitas con pincelazos de una maiko.

En el lejano Japón, a las aprendices de geishas, las que son preparadas para la maestría del canto, la alta poesía y las maneras refinadas, se les dicemaikos, aprendices de geishas. Cordero Jon Tay no se compara a las congresistas Salgado y Chávez, expertas vivientes en la adoración de Fujimori. Cordero es una ‘niña’, una novata, cual iniciada caperuza revolcada por el lobo.

Ha dicho Cordero, con desazón y nada telegénica: “Guardo un gran respeto y admiración y agradecimiento por Fujimori”. Es exactamente el preámbulo de valor en cualquier relación amorosa, ese biombo del enamoramiento. Podemos citar a cualquier psicólogo y nos explicará la génesis del Cupido en su primera instancia. Una maiko tiene que aprender a rendir pleitesía, y el INPE tiene la escuela en una cárcel amplia y sin par en el Perú.

Cordero Jon Tay es alguien fácilmente manipulable por los dos lados del fraccionamiento del fujimorismo, los “keikistas” o los “albertistas”. Ellos tienen harta carne para tratar de sacar una ventaja de esta crisis, aunque lo dudo, ya todo está dicho: esta Navidad no habrá indulto. Se corre el riesgo de minar el ascenso cojo de popularidad del presidente Humala. Sépase que el estado de salud “crítico” de Fujimori ha obtenido poca credibilidad en la opinión pública.

Cosa de locos, la congresista representante de la localidad de Tumbes, una verdadera desconocida entre la prensa peruana y los mismos fujimoristas, sostuvo que otras veces manda a su chofer a la Diroes para dejarle alimentos y medicinas al proscrito. Traducción:para la congresista y el Ministerio de Justicia, el chofer tiene unsalvoconducto de funcionaria fiscalizadora, similar a la de cualquier congresista para velar por el preso. Las atribuciones se las toman ellos y el papel de chasqui es inverosímil. “Señor Fujimori, le traigo su encarguito”, dirá. No me la creo. Una maikotiene que tener buenas maneras sentimentales. Al menos que sea una maiko zombi…

Y si la congresista resalta el perfil bajo de su labor congresal se mueve agachadamente. No se lo discutimos… Ojo, no es una virtud. En los casos de proponer leyes es un defecto.Es tan de perfil bajo que entierra su pico en la Diroes, ya más zombi, nadie. Huye de la prensa. Tiene una productividad ínfima legislativa y lo que hacemejor es ser guía espiritual. Váyase a saber si los peruanos la eligieron para ser pastora o para legislar. Soy cristiana bautista, dice. Tiene que escucharlo: póngase a trabajar congresista, como laica le iríamejor.

Cambiemos de punto de vista. Vayámonos a Palacio. El indulto es supuestamente esperado en los días de navidad… Ollanta Humala prende su televisor y mira a Fujimori revisitado y revisado “espiritualmente” por una congresista.  Lo primero que tendría qué decir: a mí no me meterás tu yuca gruesa. Lo segundo: Nadine, vete a la misma…

Aún no ha terminado el año y la campaña del indulto a Fujimori es menos que un cadáver exquisito; es un occiso que tarda en enfriarse, tibioen las heladas de Ticlio. Pasa por los volatines que han dado cruelmente a su patriarca: la foto del torso descubierto, las pintura-mensajes, el se me chispoteó de Kenji Fujimori con el espacio de su celda, el cálculo campechano de Carlos Raffo ―su operador en las sombras― y la incapacidad de Keiko Fujimori por encauzar integralmente la operación.

El indulto de Fujimori es el Walking Dead político más atractivo para los oficialistas y sus cortinas, también. Los fujimoristas tienen que aprender que son leídos en sus maniobras con precisión y suenan a libreto viejo.Son pisadas de barro, entrando al fondo del pantano.

A Fujimori lo quisieron hacer muerto prematuro, y zombi que la tiene bien parada es zombi que toma maca y está más vivo que nunca.

El expresidente iba a comer pavo esta Navidad. Esta vez comerá un rico cordero.


Escrito por

Luis Torres Montero.

Periodista. Columnista y escritor. Videorreportero. Comprometido con la libertad de prensa, el arte, y los derechos humanos.


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