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El toro más bello de Acho

Publicado: 2012-11-13

Soy el toro más bello de Acho. Me vienen a visitar muchas personas a ésta, la gran fiesta de Lima. Ellos llegan para matarme.

Yo les dejo, no más… vivo en el siglo veintiuno, escuché por ahí; estoy súper seguro que detendrán esta barbarie y me trasladarán a un lugar para sanar mi cuerpo de estas dolorosas banderillas. No me llames ingenuo, Bryce. Uf, me agito cada vez más…

Recuerdo mis días tiernos, al lado de mi madre y ahora estoy en medio de esta gente que no conozco. Eloy, voy por ti. Todos tienen pinta de caga coliflores y apestan a perfume caro, creen que soy su nuevo Cristo para el sacrificio y así liberar sus miserables vidas. Lima se torna un coliseo romano extensible a su violenta sociedad, de conflictos humanos y sicarios. De choques automovilísticos y pandillaje mortal.

Veo un Cardenal que hace misa en Acho y así inaugura mi futura muerte. El mismo que celebró a un Presidente en los noventas que ahora la paga en una cárcel dorada – No se practica el ikebana por falta de espíritu japonés honorable.

Lo cierto es que mi sangre, regada, desaparecerá en esta gris e indiferente Lima. Un saludo a todos esos jóvenes que defienden mis derechos de vivir, pero es tarde. Enterraré la arteria en este río  seco de aserrín.

Yo no le hice nada a nadie, Matador. Aléjate de mí. Tampoco soy un condenado por crímenes de lesa humanidad y corrupción, aunque se tengan los privilegios que ningún reo goza en las cárceles. Ni por eso estoy libre, sano y salvo de este día, que será el último.

Y el Presidente está a pocas cuadras… libérame. Tu dama era progre, dile que condene este sacrificio animal, ahora que tiene la prensa a su disposición, que lo haga por la vida. Y por favor… Que no se deje manipular por las tías de tres patas que ahora me ven.

Es tarde. Nadie se apiada de mí. Tampoco guardo esperanzas a estas horas. Estoy exhausto. Se ha decidido mi muerte, ya. Y la celebran. Cómo un ¡Olé! puede ser una cruz miserable.

Mis cuernos son dignidad. Te chanco, retrocede, retrocedan todos…

Maldito torero. Te crees guapo, encima. Todas las historias de putas que te cercan y te crees el papacito, a solas te orinas de miedo bestia. Toma más vino de jerez y alucina cualquier cosa ¿Por qué no hay un torero negro?

Sigo con vida. Veo borroso. Todo tiembla. Me siento de toneladas. Es una lucha encarnizada, con la ventaja de que puedes saltar y huir, matador. Yo no.

El cielo ahora es un ladrón de mi vitalidad. Voy languideciendo. No me doy por vencido.

Quisiera abalanzarme contra sus 4×4. Contra sus oficinas. Contra sus restaurantes. Soy un subversivo por la vida.

Éste es el espectáculo de mi sangre. Se anuncia mi muerte entre vítores.

Soy el bello toro…

Juro vengarme de todos estos chupasangres algún día.

(publicado en la revista SIETE)


Escrito por

Luis Torres Montero.

Periodista. Columnista y escritor. Videorreportero. Comprometido con la libertad de prensa, el arte, y los derechos humanos.


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