Si les gusta imaginar el título de esta columna, entonces vayan sacando cita con un psicoanalista que lo único que les dirá es: “la ministra Cabanillas no ofrece más encanto que su primera elucubración ministerial pos siglo 21”. Lo manifestará tartamudeando, con una Penthouse gold al costado anti shock.  

Si les sigue gustando este título, ya están graves. Busquen un chamán escupe virus estivales o exorcicen sus demonios (semicalatos) con un frío rico de ayahuasca, revisando a la vez todas las portadas de las Interviú del año uno en Quilca street wear.

Yo te quiero con mucha ropa, excelentísima ministra del macanazo del té de tías y candidata al premierato semidesnudista (o sea cuasi sin independientes), que la inteligencia muy poco tiene que ver con la mano dura. Que te lo diga Magaly Medina, quien nunca se metió en política (‘inteligente’) e igualito nomás se la levantaron con lampa y hacia adentro (‘mano dura’).

Mechita, ante las tombitas desabrigadas usaste la severidad que le falta a tu estimado partido: la disciplina -de las bases-. Entonces, sincérate con Yehude Simon, dile que tiene las horas contadas en su diván. Muéstrale el segundero marca Cartier, prestadito nomá. Susurra, en su oído, despacito, que sólo sirve, alanísticamente, para bajarle la llanta al Ollanta y condicionar ese entripado fujimorista que no basta de aliado. Mercedes, has hecho tu primera participación con un criterio de mazo ante una nimiedad. Ese fue tu topless, víctima del ego trip en la PCM. Exhibiste un valle de preocupación para las siguientes decisiones. Se salió tu tetita, pe.